Evaluación continua, beneficios para la educación en ingeniería
Por: Adonaí González
Académico de tiempo en la Universidad Iberoamericana León
Las evaluaciones siempre mantienen un juicio de valor que permite estimar la calidad de un objeto o entidad. Desde el enfoque de un área como la ingeniería, las evaluaciones registran parámetros tecnocráticos donde los resultados se confrontan a las metas y objetivos establecidos, así se estimula la mejora continua mediante actividades de comparación y auditoría. Sin embargo, esta evaluación tecnificada, corre el riesgo de perder la naturaleza humana de los procesos de enseñanza y aprendizaje. Esto podría manifestarse en la predominancia de procesos burocráticos asociados a garantizar certificaciones.
Es importante no perder de vista que, para el caso de estudios superiores, el objeto a evaluar es una institución compleja formada por la triada, alumno-docente-centro educativo. Por tanto, la evaluación en su primer momento cumple con la meta de conocer la realidad institucional, argumentando de forma autocrítica sobre los hechos, circunstancias y problemas que se han identificado para lograr cambiar y mejorar un proceso educativo, sin normar o castigar.
En este punto, es importante destacar que la complejidad de la triada alumno-docente-centro educativo asociada al área de ingeniería, tiene el reto pedagógico de romper con el paradigma de una educación clásica unilateral, basada en el área de conocimiento de las ciencias exactas y garantizar el desarrollo de estrategias inter y transdisciplinares, que puedan reflejar la importancia de la integración de un ciudadano a su sociedad, después de haber recibido una educación universitaria.
El proceso de evaluación en una segunda etapa, permite y garantiza construir criterios estandarizados a través de indicadores, que posibilita homogenizar las dinámicas administrativas institucionales, así como validar la eficiencia de la implementación y práctica de los modelos educativos entre diferentes instituciones.
El reconocimiento de la realidad institucional, implica la elaboración de un informe de autoevaluación, lo que implica una intensa tarea para integrar elementos como: vigencia del propósito de un programa académico, operatividad administrativa y organizacional en los procesos de ingreso, tránsito y egreso de los alumnos, implementación y desarrollo del modelo educativo, así como eficacia y pertinencia actual del plan curricular, actividades complementarias para la formación integral, infraestructura académica, impulso a procesos como prácticas profesionales, inserción laboral y satisfacción de alumnos y empleadores con la formación académica adquirida y desempeñada por un alumno.
Para el área de ingeniería, la infraestructura académica es uno de los principales retos, pues la evolución rápida de la tecnología, implica instalaciones que permitan el acercamiento a la actividad práctica con los últimos avances, ya que esto permitirá al alumno adaptarse rápidamente a las nuevas tecnologías que podrá encontrar en la industria. Además de esto, las restricciones de costo y tiempo, ya que los sistemas utilizados en ingeniería, pueden ser costosos de desarrollar e implementar, además que tienen un tiempo de vida útil.
Por lo anterior, en un proceso de evaluación (acreditación), la vinculación es un factor relevante, ya que a través de diferentes convenios de colaboración, las instituciones educativas pueden establecer compromisos con los futuros empleadores y empresas en la región, que permitan establecer un sistema de crecimiento mutuo, donde la institución educativa ayude al desarrollo e investigación de conocimiento e integración tecnológica, que permitan al empresario ofrecer soluciones tecnológicas a problemas actuales. La institución educativa recibirá la oportunidad de tener un socio capitalista, altamente relacionado a retos en el área de tecnología, que le permitirá mantener la vigencia de una infraestructura tecnológica para la formación de sus alumnos, pues incidirá en infraestructura y en la evaluación de contenidos curriculares.
Es importante aclarar, que el punto de equilibrio en esta asociación debe de tratarse con objetividad, pues las empresas con las que se establezca un trato de vinculación de esta naturaleza, deberán estar ligadas directamente a las líneas de formación de cada programa de licenciatura en ingeniería, así no se perderán los objetivos indicados en el perfil de egreso. Para el empresario, el vínculo para el desarrollo e investigación en proyectos tecnológicos, podrán favorecerse mayoritariamente a través de las prácticas profesionales, en donde la institución educativa, llevará el liderazgo para mostrar al empresario la manera de construir un protocolo y gestión de un proyecto de esta naturaleza, facilitando la disminución de la brecha de adaptación a este tipo de actividades por parte de la industria.
Ante este reto, es importante enfatizar que la evaluación a los programas de licenciatura, tiene como fruto principal, la generación de las condiciones necesarias para la mejora continua, superando así los enfoques de auditoría y control tradicionales. Ya que siempre se genera una prospectiva de crecimiento y progreso a mediano y largo plazo.