EL VALOR DEL DISEÑO INDUSTRIAL

Hombre – objeto u Objeto – hombre, es un binomio que ha existido desde hace muchos años, pues no es posible concebir el avance de la humanidad sin la existencia de objetos y la mejora de cada uno de ellos, para así, ir satisfaciendo día a día de mejor manera sus actividades cotidianas.

Actualmente, la mayoría de las personas interactúan gracias no a uno, sino a varios objetos, pero desafortunadamente, la gran mayoría de estos pasan desapercibidos ante la familiaridad que genera su uso constante, o bien, el no causar un valor más allá del para qué fueron creados.

Derivado de lo anterior, importante es decir que, detrás de cada objeto, sistema o máquina existe una historia, la cual no sólo tiene que ver con los medios de producción y marketing, sino con un enorme trabajo de investigación, análisis y creatividad, para con ello, poder asegurar el éxito del producto y la pertinencia social del diseño industrial.

Hablando propiamente del diseño industrial, aún y cuando surge como una disciplina en 1918, el término habría de comenzar a utilizarse en la década de los años 30 del siglo XX, generalizándose en todo el mundo hasta después de la Segunda Guerra Mundial; y en torno a la que el objetivo principal era desarrollar productos con la ayuda de procesos mecánicos, con la participación mayoritaria de maquinaria y la menor cantidad posible de la intervención humana, además de ser altamente estéticos, funcionales, y ergonómicos.

A 105 años de existencia, es claro que el valor del quehacer de la disciplina y del diseñador industrial toma mayor importancia, ya que no solamente es crear sillas o lámparas, sino que es ser el responsable de idear las emociones que los objetos habrán de generar, es decir, crear experiencias positivas en el usuario, donde su empleo sea plenamente satisfactorio y no limitado o simplemente decorativo.

En otras palabras, el trabajo del diseño industrial debe estar orientado hacia el futuro, estando un paso adelante en la generación de productos que hagan más fácil la vida de todo ser vivo. Y a la par, entender y comprender que ha sido, es y será sinónimo de innovación.